24.4.07

Leer en el metro

María Calle

Leer, leer,leer…
Leer a Pedro Juan Gutiérrez en el metro, justo en esos momentos donde narra tan bien que siento su lengua en mi sexo.
Y pienso – “el arte contemporáneo es el que se esta haciendo ”-
La masa de humanidad sube y baja del vagón,
“Le gusta ver a los pajeros a tres metros, con los ojos desorbitados, matándose. La excita mucho”- me dice Pedro Juan.
La belleza comienza a caerse a pedazos y de la masa empiezo a reconocer el deseo, un cuello musculoso y moreno, unos labios carnosos.
La masa se mueve y de pronto un olor varonil, lo lleva el chavo tímido y silencioso…
Pedro Juan me llama de nuevo, él y Gloria singan en el malecón, y su lengua de nuevo comienza a lamerme, me erizo y recuerdo mi propio polvo en un malecón, el carnaval de Cartagena al fondo, el chico de blanco, excitado y afanado, lame mis senos, los muerde mientras con sus manos quinceañeras me conciente la vagina, mete el dedo, redondea mi clitoris, apretando mis nalgas, yo estoy a punto de explotar, lo subo con fuerza, meto mi lengua en su boca, lo escudriño todo, conecto el chacra y me penetro con su puñal de jade…
El silbido del metro me despierta.
El orgasmo aterriza.
CENTRO MEDICO


Un joven me observa, ha visto mis espasmos, sabe que tengo mi pantalón mojado, me mojo los labios y continuo mi lectura, mi vulva no deja de sacudirse, intento concentrarme en Pedro Juan, pero la mirada del joven me acelera el corazón, levanto los ojos y lo desnudo con una sonrisa.
El es un obrero, tiene la ropa de trabajo, huele a caballo, a sudor de hombre fuerte, tiene unas manos gruesas y agrietadas, me imagino uno de sus dedos trabajadores y fuertes entrando en mi huequito del placer… Su rostro de rasgos pronunciados como una escultura azteca, quemado por el sol, me seduce… deseo tener su nariz entre mis tetas, su olor me recuerda mis primigenios deseos eróticos, cuando tenia 5 años y estaba segura que mi caballo y yo podríamos ser los amantes mas inspirados, su falo erecto es el acto de erotismo mas delicioso de la naturaleza. Por eso no me impresione cuando 10 años después vi una película porno donde la Cicciolina o no se quien, se dejaba penetrar por un toro,- Ohhh!!!! Gloriosa imagen –
Sigue mirándome, mi vagina sigue dilatándose, mi estomago como una licuadora, cierro las piernas y aprieto los labios y el ano, me reacomodo…
Siento como su mirada acaricia mi cuello. Pongo la cabeza de lado para que mentalmente me lama.
Respiro deseo!!!
Una señora gorda y mal encarada se interpone entre nosotros, intento verlo pero es el metro se para.
CHILPANCINGO
La masa pasa, suben y bajan.
Entre la confusión , se que cuando arranque el metro y la señora se siente, él estará ahí. Y seguiremos con el sublime polvo de ojo.
Ya no esta ahí, me ha dejado el coito interruptus.
El libido desciende.
ME BAJO EN LAZARO CARDENAS
El reloj marca las 11:am, llego tarde otra vez…